¿Qué tiene el viaje que a todos fascina?
Ya lo dicen los entendidos: Viajar es sinónimo de experiencia, de descubrimiento cultural y de apertura de miras.
Aquellos que han crecido rodeados de hormigón, ven en la villa una oportunidad de encontrarse con la Naturaleza, de disfrutar aire puro, de renacer.
Los ánimos son otros, las esperanzas se renuevan y los majestuosos testimonios del pasado hacen empequeñecer las angustias del presente.
Así, el crucero de Bette Davis en 'La Extraña Pasajera' o el paseo romano de Kate en 'Summertime'.
Esos periplos permiten conocer la vida, aceptarse por primera vez, respirar distinto.
Los occidentales corren al Tercer Mundo en busca de expiación, vinculándose a las labores humanitarias.
Lo exótico se troca en miseria. Y el alma se ve sacudida por ese viaje definitivo.
Los personajes de Almodóvar toman trenes y se suben en aviones para reencontrarse con ciudades fatales y pueblos olvidados, en su incesante búsqueda de los sentimientos que jamás se resolvieron.
En las estaciones de tren, viven los que se resisten a la despedida, los que agitan la mano, los que vuelven la mirada por última vez y los que se quedan solos, rodeados por el humo del ferrocarril.