Noticias Famosos Kim Raver se unió al casting de Grey’s Anatomy

Noticias Famosos La actriz Kim Raver se unió al casting de Grey's Anatomy temporalmente. La estrella fue invitada a la serie para interpretar a la doctora Teddy Altman por algunos episodios, pero su buen trabajo cautivó a los productores y decidieron convertirla en un personaje regular.



Raver pasará a tener un trabajo de tiempo completo en el drama que se vive en los pasillos del Hospital Seattle Grace. Quien no estará muy contenta con la notica será Cristina, puesto a que entre Owen y Teddy existe un pasado amoroso.



No te pierdas a Kim Raver en Grey's Anatomy todos los lunes a las 22h Venezuela/México/Colombia/Perú, 23h Argentina y 0h Chile, sólo por Sony Entertainment Television.



Comenta ésta y otras noticias en los foros de la Comunidad de Sony Entertainment Television.News for Dra Alexandra Caroline Grey

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Modelos 'The Golden Girls'

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Los mejores éxitos nacen del riesgo.
Proponer una serie sobre la convivencia y desventuras de cuatro señoras de apreciable edad provoca, a la fuerza, una sensación de pavor en cualquier ejecutivo de televisión.
Pero alguien apostó por 'Las Chicas de Oro'. Y el resto, es historia de los ochenta.


'Las Chicas de Oro' es una sitcom clásica y de funcionamiento prototípico. Es decir, escenas graciosas y enredos cómicos que se resuelven en menos de treinta minutos.
Pero, en esta ocasión y de entrada, sólo el aspecto de la serie arranca la sonrisa y asegura el confort.


Ambientada en un luminoso apartamento de Miami, enseguida queda claro que nada malo puede suceder en el mundo de 'Las Chicas de Oro'.
Sus cuatro protagonistas conforman un póker de damas rumbosas, cuyos caracteres se encuentran y se enfrentan en sus aventuras cotidianas.


La risa se halla en la potenciación de la marcada personalidad de cada una; la carcajada, cuando se las embarca en situaciones teóricamente impropias de su edad.
Valga el ejemplo el memorable episodio en que Dorothy, Blanche y Rose son confundidas por unas prostitutas.


Las situaciones de 'Las Chicas de Oro' se vertebran normalmente a través de la oposición creada entre la candidez de Rose y la calentura de Blanche, mediada con el refunfuño de Dorothy y rematada con la observación marciana, nihilista o directamente hiriente de Sophia.


La serie habla de la amistad y de la necesidad de aprovechar la vida hasta la última gota, pero también de que los miedos y los defectos no se curan solos.


Asunto que se evidencia cuando se reflejan los temores de Rose, el orgullo pueril de Blanche y los conflictos madre-hija entre Dorothy y Sophia.
Nunca es tarde, dice 'Las Chicas de Oro', para vivir y para cambiar.


Las chicas se quieren mucho y se necesitan manifiestamente.
Pero sitcoms como ésta funcionan cuando sus personajes se comportan como miserables, se hacen la puñeta, actúan con cobardía y pretenden irse de rositas ante los problemas. Es donde está lo divertido.


Otro aspecto que distingue 'Las Chicas de Oro' de entre el mundo sitcom nace de una peculiaridad propia de las viejas: han vivido mucho y, por tanto, tienen mucho que contar.
La serie no duda en parodiar la batallita.


Las historias del Saint Olaf de Rose, la evocación de la Sicilia de los años cuarenta que conoció Sophia y las encendidas epopeyas sureñas de Blanche están diseñadas para comprometer la paciencia de Dorothy y para asegurar la risa en el espectador.


'Las Chicas de Oro' duró siete temporadas y fue reina televisiva en todo el mundo.
Sus geniales actrices pasaron de ser catódicas habituales a convertirse en unas divas totales.


Cuando Bea Arthur manifestó su cansancio, los productores decidieron terminar la serie, y trasladar a Estelle Getty, Betty White y Rue McClanahan a un spin-off.
'El Palacio de Oro' no tuvo la misma resonancia, entre el agotamiento de la fórmula y las consecuencias de continuar la aventura golden girl sin una de sus piezas.


'Las Chicas de Oro' abrió las aguas para muchos shows femeninos y es el modelo evidente del que han bebido series como 'Sex and The City' o 'Mujeres Desesperadas'.
Todavía se mantiene como un paraíso de cabelleras lacadas, galanes de pelo cano y chándales fluorescentes.
Y tartas de queso, of course.

News for Dra Teddy Altman

Fotos Actores 1987

Fotos Actores
Mitad hombre, mitad máquina, todo policía.
1987 vivía de slogans, de música que escuchar, de películas que alquilar, de ropa que ponerse. De cosas que comprar.


Mitad hombre, mitad máquina, todo yuppie.
Los jóvenes profesionales urbanos llevaban tirantes, ganaban dinero a espuertas y usaban las tarjetas de crédito para cortar su dulce cocaína.


Pero, qué decir de las angustias de construirse a sí mismo y no conocerse en absoluto.
Por fin, se encontraba la panacea. Se comercializó el Prozac, la droga de la felicidad, curiosa pastillita que ocultar entre cóctel y cóctel.


También conocimos a yuppies buenos y simpáticos, como la Diane Keaton de 'Baby Boom' o aquellos sensibles 'Treinta y Tantos'.


Como perfecto año de su década, las imágenes se preferían ligeras, encomendadas al poder de Grayskull y de todos los santos alborotos hormonales.


Dolph Lundgren era He-Man, nadie arrinconaba a Baby, y Andrew McCarthy se enamoraba de una maniquí llamada Kim Cattrall.


Los jóvenes decidían.
La coleta se llevaba hacia un lado, bailar con Rick Astley parecía lo apropiado y lo más in era comprarse el 'Joshua Tree' de U2, trufadito de sus temas esenciales.


With or without you, Reagan, Thatcher y Gorbachov seguían gobernando el mundo.
Ronald tuvo un año agitado.
Lo operaron de la próstata y, en plena convalecencia, rendía cuentas ante el caso Irán-contras, escándalo de ílicita venta de armamento por parte de su gabinete.
En Berlín, Reagan se puso desafiante y retó a Gorbachov a que tirase abajo el Muro.


Gorbachov se lo pensó, especialmente cuando casi le da un infarto al ver una avioneta aterrizando sin permiso en la Plaza Roja de Moscú.


El aviador se llamaba Mathias Rust.
Aparte de poner en ridículo a la seguridad militar soviética, Rust quería hacer una demostración de que el aire no debe conocer de bloques ni de guerras frías.
Para que nos entendamos, Mathias Rust estaba un poco pirado, pero no dejaba de tener razón.


Mientras Gorbachov reflexionaba sobre el aperturismo, en Occidente se ponía de moda la China perdida y misteriosa tras el estreno de 'El Último Emperador'.


Nadie entendía la blancura de Michael Jackson, y Madonna se arrancaba por 'La Isla Bonita'.


En la season finale de 'Dallas', Victoria Principal as Pamela estrompaba su coche contra un tanque de petróleo y se provocaba un bonito incendio.
Pero había que tener calma: la Principal saldría viva.
Porque, en televisión, todos salen vivos.


No corrieron la misma suerte los pasajeros del Doña Paz, el ferry que colisionó con el petrolero Vector en el mar de Filipinas.
La masacre resultante le otorgó el triste título de 'Titanic asiático'.


Debutó Kylie Minogue con su versión del 'Locomotion', y Michael Douglas conocía las consecuencias de echar un polvo una noche y no llamar jamás.
Aquella Glenn Close de 'Atracción Fatal', símbolo ideal de la paranoia ochentera en torno al sexo.


Lola Flores juraba ante los tribunales que eso de la Declaración de la Renta era un invento socialista, mientras el fuego llenaba Barcelona tras el estallido etarra del Hipercor.


El año no acabó sin que los palestinos llamaran a la Primera Intifada contra los israelitas, otro episodio más en el cuento de nunca acabar.


Pero nada de eso importaba.
Porque habían llegado las Nike Air Max. Ponías el 'Faith' de George Michael, saltabas y era lo más parecido a volar.
Auténtica envidia para el niño emperador de Bertolucci.


Sí, 1987 debía ser la Tierra Prometida.
News for Dra Calli Opeiphigenia Torres

This Seasson This Seasson Raquel

This Seasson This Seasson
Con bikini y ambientación prehistórica, se convirtió en un mito del erotismo. Aquel póster, oh, aquel póster.


Bomba sexual que estalló a mediados de los sesenta, Raquel Welch fue el antídoto ideal para superar la pérdida de Marilyn.


Explosiva, morena, terrenal, con un escote delirante y unas curvas diseñadas para matar, la Welch disparó la líbido de toda una generación.


En la Navidad de 1967, fue a Vietnam, dio un concierto y bailó con los soldados, contentos de olvidar por un segundo la guerra, prendidos del olor de Raquel.
Era, sin duda, la apoteosis de la tía buena.


'Hace Un Millón de Años', aventura kitsch de dinosaurios y trogloditas, cortesía de la Hammer, fue la responsable del furor.
Raquel viajaba por todo el mundo y la revista 'Playboy', que la adoraba, la llamó la mujer más deseada de los setenta.


Se mostró especiamente escandalosa en '100 Rifles', spaghetti-western donde subía el tono interracial seduciendo al atleta Jim Brown.


Siempre ha dicho que ser un sex-symbol era equivalente a estar en la cárcel.
Como todas las guapas, quiso que la tomaran en serio. Pero, en este caso, el talento dramático de Raquel estaba justamente a la altura de su sujetador.
Sus intentos de trascender en títulos más ambiciosos no cuajaron.


Aún así, nada se pudo igualar al desastre de 'Myra Breckinridge'.
De entrada, la elección de la Welch como la heroína transexual de la novela de Gore Vidal era una idea tan salvaje como divertida, pero la película fue un descalabro de pronóstico.


Richard Lester la salvó de la quema y le dio el papel de Constance Bonacieux en su revisión de 'Los Tres Mosqueteros'.


Consiguió las mejores críticas de su carrera y hasta le dieron un Globo de Oro.


Involucrada en carísimos espectáculos, Raquel se hizo polifacética, la mejor estrategia para ocultar que no era especialmente buena en nada.


No deja de aparecer en cine y televisión, con la determinación de las supervivientes.
Muestra siempre una belleza que no se marchitará, gracias a las bondades de la cosmética y la cirugía.


Una imagen genuina que alumbró pantallas y despertó sueños en sociedades reprimidas, todo fue calor con Raquel.
Se sospechaba, pero ya está claro: Raquel Welch es puro cine.

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